Tortilla de Patatas Chips (El Bulli)

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Hoy vamos a preparar una sencilla aunque deliciosa Tortilla de Patatas Chips, o sea, lo que viene siendo una tortilla de patatas de bolsa de las que compramos en cualquier supermercado.

La preparación es extremadamente fácil y rápida. Te aseguro que está muy rica y te puede sacar de un apuro en cualquier momento.

El origen de la receta se atribuye a Ferrán Adriá; chef, cerebro e ideólogo del restaurante El Bulli que, según dicen, fue el mejor cocinero del mundo. También han cocinado tortillas de patatas así Karlos Arguiñano y el gran José Andrés.

Mucha gente asegura haber preparado ya algo igual o similar años antes de que nuestro top chef fuera conocido. Desde luego, no lo pongo en duda. Creo que yo mismo la hice en mis tiempos mozos. Pero en fin, sigamos con las versiones "oficiales"...

Cómo se inventó la Tortilla de Patatas de Bolsa (versión oficial)

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La historia oficial afirma que a uno de los ayudantes de Ferrán Adriá, tras un servicio en El Bulli y harto de bregar con los fogones, le tocaba preparar la cena para el resto de cocineros, camareros y demás miembros del equipo.

Se le ocurrió hacer una tortilla de patata, pero como estaba agotado y sin ganas de pelar ni lavar patatas en ese momento, echó mano de lo primero que pilló: Unos huevos y una bolsa de patatas fritas (o crisps, que dirían los ingleses).

Por lo visto, el experimento salió tan bien que el propio Ferrán Adriá, presente en la cena, se apropió de su autoría o, más probablemente y con el paso del tiempo, se lo atribuyeron a él.

Sea cual sea la historia real, el caso es que la leyenda se forjó en El Bulli, en su día el restaurante con más fama a nivel mundial y cuyo máximo representante fue el propio Adriá, un genio de los fogones. Otros famosos chefs, como el gran José Andrés o Karlos Arguiñano, también han cocinado esta tortilla en diversas ocasiones.

La preparación es facilísima. Vamos allá...

Receta de Tortilla de Patatas Chips (de bolsa)

LOS INGREDIENTES (4 px)
  • 8 huevos
  • 1 bolsa de patatas fritas
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • Sal gorda
  • 1 cebolla pequeña (opcional)

Tanto la preparación como los ingredientes son muy sencillos. El típico día que estamos cansados, vagos, o hambrientos podemos confeccionar esta receta sin ningún problema.

  • En primer lugar, cascamos 7 de los 8 huevos en un bol y los batimos con un puntito de sal. ¡Ojo con la sal, que las patatas fritas ya llevan bastante!

  • Nos dirigimos a la despensa, esa en donde guardamos nuestras más preciadas joyas (latas de conserva, chocolate, "panchitos" y porquerías varias) y cogemos una bolsa de patatas fritas procurando no golpearnos la cabeza con la puerta, que luego la tortilla con aspirinas sabe "como rara".

  • Hacemos un corte en la bolsa para que pueda salir el aire y la estrujamos con arte para trocear ligeramente los tubérculos, al gusto. Añadimos las "chips" al huevo, de modo que se empapen en él y se hidraten. Es uno de los secretos de esta receta. No os precipitéis aquí. La patata debe absorber el huevo durante al menos unos 10 minutos. Mientras, vais poniendo la mesa.

  • Si os gusta la tortilla con cebolla, picáis finamente una cebolleta pequeña, la pocháis a fuego lento y se la añadís a la mezcla. También le podéis incorporar, si no queréis complicaros la vida, un puñado de cebolla de esa que ya venden frita en bolsa.

  • Pasado el tiempo, batimos el octavo huevo (no confundir con "el octavo pasajero", que ese era un "alien") y se lo agregamos al conjunto. El motivo de esto es hacer que el resultado sea más jugoso, ya que la patata habrá absorbido la mayor parte del huevo anterior y el conjunto estará como seco.

  • Calentamos una cucharada de aceite en una sartén y añadimos el contenido del bol, removiendo enérgicamente un par de veces para que no se pegue al fondo. Cuando veamos que se empiezan a cuajar los bordes es el momento de darle la vuelta.

  • Para dar la vuelta lo dejo a vuestra elección: Si tenéis maña, confianza y experiencia lo podéis hacer como los profesionales, es decir, golpe de muñeca, tortilla hacia el cielo y aterrizaje sin incidencias de vuelta a la sartén. Os aviso que si no lo habéis hecho nunca, la tortilla puede acabar en el suelo previo choque con el techo y algún que otro rebote en cualquier obstáculo que ni sabíais que estaba ahí. Como contamos en este blog con el campeón del mundo de "lanzamiento de huevo hacia arriba" podéis preguntarle a él o leer sus experiencias en su memorable artículo "Mis inicios en la alta cocina". ¡Je,je! Es broma, ¿eh...?

  • Si no estáis seguros, os recomiendo el método tradicional. Es decir, ponéis un plato de superior diámetro al de la sartén y, con decisión, la volteáis. Luego deslizáis con suavidad el contenido del plato de vuelta a la sartén y listo.

  • Ya por último, la dejáis cuajar a vuestro antojo. Personalmente la prefiero poco hecha, jugosita, pero esto ya va en gustos...

  • La sacáis a un plato para servir, y a disfrutar...

No va a ser, probablemente, la mejor tortilla que hayáis comido en vuestra vida, pero os aseguro que tampoco va a ser la peor. El resultado final ES MÁS QUE DIGNO. Es mejor que la mayoría de pintxos de tortilla que podéis encontrar en cualquier tasca y está a años luz, yo incluso diría que es infinitamente superior, a esas tortillas prefabricadas que ya vienen cocinadas y que podéis encontrar en las estanterías de los supermercados.

Cuando la probéis, espero vuestros comentarios. Como siempre y mientras tanto...

Buen provecho.

▷ Dada la extrema sencillez de la receta, hablaremos brevemente de "El Bulli".

El Bulli de Ferrán Adriá

El restaurante, dirigido por Ferrán Adriá, pasa por haber sido reconocido como el mejor a nivel mundial. Sólo permanecía abierto durante seis meses al año. Los otros seis eran dedicados a la investigación y creación de nuevos y excitantes platos para la siguiente temporada.

La única forma posible de degustar sus manjares era mediante reserva confirmada y, dado que sólo ofrecían unos 80 servicios de cena (exclusivamente y en un sólo turno) al día, las listas de espera eran kilométricas.

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El menú (único e invariable) consistía en varias decenas de platos (de bocado, claro) que se servían con una disciplina casi prusiana y en perfecta armonía con el entorno. No era posible, por tanto, comer " a la carta".

Cada temporada el menú era cambiado prácticamente en su totalidad.

El 31 de julio de 2011, y en plenitud de su éxito, Adriá decidió cerrar definitivamente "El Bulli" y embarcarse en un nuevo proyecto: Una fundación gastronómica dedicada a formar a nuevos talentos de la cocina, intentando fomentar primordialmente su creatividad.

No se trata exactamente de una escuela sino de una ocasión de desarrollo profesional, de dar una oportunidad a las nuevas jóvenes promesas de la gastronomía.

La Fundación otorgará a estos alumnos cierto número de becas anuales para formarse en "El Bulli". Como os podréis imaginar, el proceso de selección de dichos "aprendices" (por llamarlos de algún modo) será muy riguroso y a la altura del nivel de exigencia del restaurante, considerado durante muchos años como el mejor del mundo.

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Siempre ha existido cierta polémica respecto a las virtudes de este santuario gastronómico. Algunos afirman que eso no era comida de verdad, que salías con más hambre de la que habías entrado, que era puro marketing...

No lo sé. Lamentablemente no he tenido el privilegio de degustar su cocina pero, en mi humilde opinión, debería considerarse como un oportunidad única en la vida (excepto para ciertos privilegiados) de probar nuevas experiencias.

Ferrán Adriá siempre ha defendido que el placer de la comida no se encuentra sólo en el sentido del gusto, sino también en la vista, el olfato, el tacto, e incluso el oído. Y cada plato que él crea es una nueva experiencia sensorial única e inimitable que no se limita a lo meramente "gustativo".

Yo, en un principio, he de reconocer que también era bastante escéptico. Esto hasta que llegó a mis manos, no sé cómo, uno de los libros publicados por Adriá que contenía, más que sus recetas (que también) su filosofía gastronómica. La filosofía de un ser inquieto, creativo y en permanente evolución. Así que me dediqué a recopilar toda la información que pude sobre este genio. Libros, documentales, reseñas de internet, etc.

La pasión por su trabajo, su imaginación, la técnica depurada en la ejecución culinaria y el ingente número de horas de dedicación plena para crear esas pequeñas obras de arte, no pueden ser despreciadas con un simple "es que me quedé con hambre...". Es mi opinión pero, como siempre al tratarse de "arte", todas las opiniones son respetables...

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